lunes, 7 de marzo de 2016

La boda

De joven Nicolas era de carácter indolente, poco interesado por los asuntos de estado (en 1892 fue nombrado presidente de la comisión que construía la línea férrea transiberiana, pero no se ocupó apenas de ello). Unos pocos años antes había conocido a Alicia de Hesse, de la que se enamoró; ello no gustó mucho a sus padres, pues su abuela la reina Victoria de Inglaterra tenía mucha influencia sobre ella. Nicolás fue enviado en 1891 a dar una vuelta al mundo junto con Jorge de Grecia, su primo, que le pareció aburrido, e incluso en Japón fue atacado por un fanático, que le hirió pero no de gravedad. Causó triste impresión en Londres en junio de 1893, con ocasión de la boda del futuro Jorge V de Inglaterra. Pero a pesar de su débil carácter, sí mostró decisión insistiendo en contraer matrimonio con Alicia de Hesse, a la que en 1894 terminó por pedir su mano y obtener su consentimiento por mediación del káiser alemán Guillermo II.
La zarina Alejandra el dia de su boda

La boda no se celebraría hasta el 26 de noviembre de ese año, en el Palacio de Invierno de San Petersburgo, cuando ya era zar desde hacía algunas semanas, dado que su padre, Alejandro III, murió el 1 de noviembre en presencia de Nicolás y de los demás miembros de su familia. La coronación como emperador y autócrata de todas las Rusias se celebró el 26 de mayo de 1896 en la catedral de la Ascensión (Uspensky) de Moscú. Por otra parte, con Alejandra (el nombre ruso que adoptó Alicia) tendría cinco hijos: Olga (1895); Tatiana (1897); María (1899); Anastasia (1901); y el zarevich (príncipe heredero) Alejo (1904). Nicolás II, que tenía unos 26 años de edad al ser coronado, no se sentía preparado para afrontar tan gran responsabilidad, lo que se debía también a una mala educación. Su esposa Alejandra trataría en estos primeros momentos de infundirle la autoridad que requería, indicándole por lo general el camino de la autocracia. Pero ambos fueron vistos por la nobleza y por el pueblo como unos gobernantes tristes y alejados.

Los zares

En diferentes momentos, los gobernantes de los principados rusos llevaron el título de Kniaz (traducido como Duque o Príncipe), Veliki Kniaz (traducido como Gran Duque, Gran Príncipe), Zar (Tsar) y Emperador.

Los patriarcas, cabeza de la Iglesia Ortodoxa Rusa, actuaron también en ocasiones como líderes de Rusia. Así sucedió, por ejemplo, durante la ocupación polaca y el interregno de 1610-1613.

Hoy hay cerca 30 de los Románov - descendientes de zares rusos. Ningún Románov vive en Rusia. La sucesión al trono de Rusia es disсutible. De los 30 de los Románov hay sólo 4 cuyos matrimonios están conformes a leyes dinásticas. 3 son de la línea de Vladimiro Kirílovich, primo de Nicolás II - Gran Duquesa María Vladímirovna (57 años, vive en Madrid), Gran Duquesa Leonida Gueórguievna (su madre), Gueorgui Mijáilovich (su hijo, nació en 1981, Dinastía Hohenzollern). Hay también otros pretendientes de la línea de Iván Konstantínovich Románov, etc.

Rusia a principios del Siglo XX

En 1861 se produce la liberación de los siervos que hasta entonces eran vendidos casi como esclavos en los mercados. Esta liberación se hizo a cambio de pagar una enorme cantidad de dinero a los señores y al Estado. Aunque la producción agrícola aumenta de 1881 a 1914, los capitales sobrantes irán a parar a pagar las deudas que la industria y el ferrocarril tienen con los capitales extranjeros. La estructura industrial del país es muy débil y se concentra en lugares muy concretos, se basa en la extracción de carbón, petróleo y hierro en las zonas de Ural, Bakú y Donetz. La industria textil se centra en Moscú, San Petersburgo y algunas poblaciones polacas. Las condiciones de vida de los obreros son durísimas, si cabe más que la de los campesinos.Estas líneas ferroviarias van a posibilitar la ocupación de los extensos dominios asiáticos. Con todo se va a producir un aumento de la población que pasa de 125 millones de habitantes en 1897 a 174 en 1914, el aumento de la población forzará a la ocupación efectiva de tierras en Siberia ante la presión demográfica. 
Pintura de Fiodor Alekseyev,San Petersburgo. 
Tomando en cuenta la realidad económica de la época, podemos deducir una sociedad tremenda mente desigual. La nobleza tiene un papel destacado en un país absolutista como Rusia, a ella están reservados casi todos los puestos públicos tanto civiles como militares. Gran parte de la aristocracia rusa vive en la corte pero su poder se apoya en un sólido dominio agrario, aún cuando los siervos han obtenido su libertad. El clero tiene también una gran importancia en un país eminentemente religioso. A la cabeza de la iglesia ortodoxa está el zar que tiene poderes políticos y religiosos. Los distintos cargos eclesiásticos están nombrados por él, por lo que el clero funciona como una especie de cuerpo de funcionarios pagados por el Estado. Debido a la estructura económica no existe casi burguesía y los pocos comerciantes que hay viven casi al día. Esta burguesía va a ser proclive a levantamientos revolucionarios. El campesinado constituye cuatro quintas partes de la población, es decir, la inmensa mayoría de los habitantes del imperio. Sus condiciones de vida no han cambiado desde el decreto de liberación de los siervos de 1861 ya que desde entonces deben pagar una suma muy elevada por su libertad y eso frena su desarrollo.  Los obreros son una minoría en el país, se puede decir que en 1914 eran sólo tres millones. Están sometidos a unas condiciones de vida muy duras: viven hacinados en barracones, sin condiciones sanitarias y con jornadas de hasta dieciséis horas. Por si fuera poco está prohibida cualquier organización obrera o cualquier reunión para discutir sus problemas.